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Paul de Vivie, el primer cicloturista, inventor del cambio de marchas

Publicado el 27 de julio de 2025 por Wilson Mejia
Historia de Ciclismo Articulos

l de Vivie aka «Velocio» es considerado el padre del cicloturismo, palabra que él mismo acuñó en francés, cicloturisme. Nacido cerca de Saint Etienne en 1853 fue periodista, empresario y un gran amante de las bicicletas aunque no compró su primera penny-farthing de rueda ancha hasta los 28 años en 1881, mismo año en que fundó el club Les Cyclistes Stéphanois.

La auténtica pasión de Vivie despertó a raiz de que uno de sus amigos le desafiase a recorrer en su nueva bicicleta 100 km en seis horas. La paz, la aventura y el paisaje con los que se encontró en aquel trayecto le transformaron y a partir de entonces empezó a adquirir nuevos modelos. Cerró su empresa dedicada a la seda y abrió una nueva dedicada a las bicis en 1887, primero importándolas de Inglaterra y más tarde fabricando las suyas propias. Fundó la revista que se conocería por el nombre de Le Cycliste.

Un pique, el origen del cambio de marchas

Cierto día de Vivie estaba subiendo con su bicicleta col de la République, un collado cerca de Saint Etienne cuando uno de los lectores de su revista que iba fumando una pipa le adelantó. Pese a que se picó con él no pudo avanzarle pues su desarrollo no le permitía moverse igual de rápido en subida. Ese chasco le hizo reflexionar sobre la poca funcionalidad de ciertos desarrollos en distintas pendientes e ideó el primer cambio trasero. En 1906 su desviador empezó a fabricarse industrialmente peró pasó por alto registrar la patente y apenás obtuvo dinero por uno de los inventos claves para el desarrollo del ciclismo.

Al principio su inventó era despreciado por los demás ciclistas que sostenían que los cambios solo eran para los abuelos, las mujeres y los inválidos. Velocio, subía continuamente el col de la République solo por el placer de adelantar a los ciclistas que tanto despreciaban su invento. En 1902 se organizó un reto que llevaría al ciclista profesional Edouard Fischer a competir en su bici sin marchas durante 200 km por carreteras de montaña contra la ciclista Marta Hesse, que montaba una bici de tres velocidades. La ganadora fue Hesse, que no tuvo que poner el pie en el suelo durante todo el recorrido. Aún así, durante algunos años más siguió imperando «la fuerza de los músculos» frente a «el artificio de un desviador».

El primer Randonneur

Fleche VelocioEse amor por la bicicleta le llevó a convertirlo en uno de los primeros ciclistas de larga distancia. Hacía rutas de hasta 40 horas en bicis antiguas y en épocas en que las carreteras no eran las mismas que hoy día. Defendía que en la bicicleta se disfrutaba mucho más del paisaje que en cualquier otro medio de transporte y fue a raíz de esas largas excursiones que empezaron a crearse en Francia las primeras pruebas no competitivas de largo recorrido, como la aún existente Flèche Velócio, una manera de reivindicar y dar a conocer el territorio.

Los 7 mandamientos del cicloturista

A Paul de Vivie se le atribuyen los que se conocen como los 7 mandamientos del cicloturista que a día de hoy, pese al tiempo transcurrido, siguen igual de vigentes:

1- Pocas paradas y por poco tiempo, para no enfriarse.
2- Comer frecuentemente y en poca cantidad. Comer antes de sentir hambre. Beber antes de sentir sed.
3-No llegar nunca al estado de cansancio anormal, que produce falta de apetito y de sueño.
4-Cubrirse antes de tener frío, descubrirse antes de tener calor, no temer exponer la piel al sol, al aire y al agua.
5- Eliminar de la dieta (por lo menos mientras se viaja) el vino, la carne y el tabaco.
6-No forzarse, no sobrepasar la propia capacidad, sobre todo durante las primeras horas, cuando uno se siente lleno de fuerzas.
7-No pedalear nunca por amor propio.

Vegetariano, gran amante de la naturaleza que detestaba el consumismo, sabía hablar esperanto y empezaba todos los días leyendo griego antiguo. Murió en 1930 a los 77 años junto a su bicicleta, como no podía ser de otra manera. Intentó evitar un coche en la carretera dando un paso atrás mientras empujaba su bici, pero tuvo la mala fortuna de ser embestido por un tranvía. Seguramente aún le quedarían muchos años y kilómetros por delante.

“La bicicleta no es sólo una herramienta de transporte, sino también un medio de emancipación, un arma de liberación. Libera el espíritu y el cuerpo de las inquietudes morales, de las enfermedades físicas de la existencia moderna, de la ostentación, de la convención, de la hipocresía – dónde la apariencia lo es todo, donde parecemos, pero no somos nada –.” Fuente: Moda y Pedal.

 

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